Análisis

Con Moyano, la presidenta está frente a un dilema conocido: dar lugar a la justicia o garantizar impunidad

Por Ernesto Sanz (*), especial para PergaminoCiudad.
Por Ernesto Sanz (*), especial para PergaminoCiudad.

Cuando visito ciudades y pueblos del país, hay una pregunta que no falta nunca. ¿Qué va a hacer en el gobierno con respecto al sindicalismo?

Siempre respondo que con el buen sindicalismo, el que defiende a los trabajadores, vamos a tener muy buena relación porque tendremos un objetivo común. Por su parte, los sindicalistas que escudados en los trabajadores se vuelven poderosos que amenazan y condicionan a la sociedad se van a encontrar con un presidente que les hará cumplir la ley.

Justamente de esto hablaba con los chubutenses cuando llegó la noticia del pedido de la investigación por lavado de dinero a Hugo Moyano y la casi inmediata reacción del gremio de Camioneros convocando a un paro.

La verdad es que me esperanza la noticia. No por los resultados que tenga, sino porque puede empezar a resquebrajarse la impunidad de la que gozaron algunos malos sindicalistas en los últimos años.

Por otro lado me preocupa el silencio oficial. Cuando un gobierno con funcionarios tan locuaces, acostumbrado a cabildear la justicia y con la afinidad que lo liga a Moyano calla es porque la pantalla pasa una película que esconde la realidad.

A su vez me preocupa muchísimo el tema del paro. En primer lugar porque tergiversa un derecho adquirido por los trabajadores: a través de la huelga se puede protestar por las condiciones laborales o bajas remuneraciones por ejemplo. La huelga no es bajo ningún aspecto un instrumento de apriete.

En segundo lugar me preocupa porque un paro contra la justicia es el caso más claro de presión y hostigamiento de una corporación contra la República.

El gobierno con Moyano alimentó un mito para amedrentar opositores pero lo está sufriendo en carne propia.

 

El problema de dirigentes sindicales que condicionan la república usando de escudo a los trabajadores no es un problema de opositores, es un problema que afecta a 40 millones de argentinos.

Ante el silencio oficial Moyano ve que el peligro se concentra en la justicia y la prensa. El gobierno está ante un desafío claro: o defiende las libertades y la independencia de poderes o traslada a toda la sociedad las consecuencias del problema que ellos crearon.

Que quede claro, el problema no es el movimiento sindical. Movimiento legítimo, necesario y sano para el funcionamiento de la República. El problema personificado en Moyano es el sindicalismo extorsivo, manipulador y delictivo.

Si en unas semanas no se habla nada más del caso y no se muestran avances en el ámbito judicial Moyano habrá cumplido su objetivo: su capacidad de presión y extorsión se habrá extendido del poder político al judicial y a los medios de comunicación.

Éste es el momento en el que la presidenta debe tomar dos decisiones: cortar las vías de financiación de la corporación sindical (que se sostiene con la malversación de fondos de las obras sociales) y reconocer centrales sindicales autónomas de la CGT. Esta es la única forma de detener un poder económico y político que crece a costa de la república y que condiciona a 40 millones de argentinos.

Que sepa la presidenta que me tendrá de su lado si decide encabezar este desafío, pero que también sepa que nuestras expectativas son proporcionales a los 8 años de gestos, dádivas y privilegios que cruzan la relación kirchnerismo-Moyano.

Ella no lo ha hecho, creo que no lo hará. Yo lo voy a hacer con respaldo popular.

 

(*) Precandidato presidencial de la UCR.

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