El país

La lógica del poder

 

CAPITAL FEDERAL, Junio 26.-( Por Mario Wainfeld) Boudou, el peso del precedente Cobos y el valor de la confianza. Mariotto, asociado a una batalla crucial. Las decisiones de la Presidenta y los anhelos de Scioli. Reconocimientos a ministros, gremialistas y jóvenes K que pasan al Congreso.

 

Entretenida con el suspenso, locuaz, muy digresiva y con ostensible buen humor, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner develó el enigma. Anunció que Amado Boudou será su compañero de fórmula. El nombre figuraba en la lista de postulantes imaginados, así que las primeras conclusiones estaban ya insinuadas, es forzoso recorrerlas.

 

A diferencia de lo sucedido en 2003 y 2007, el kirchnerismo no buscaba sumar nuevos votos a través del compañero de fórmula, función que sí cumplieron Daniel Scioli y Julio Cobos. Tampoco congregar a nuevos aliados, lo que primó en la unción del radical mendocino. Un objetivo central de la designación era, precisamente, evitar reincidir en el síndrome Cobos. Alguien que se hubiera granjeado la confianza de la Presidenta era esencial. Boudou ascendió desde hace rato en Palacio. Cristina Fernández elogió tanto su lealtad como su laboriosidad. Además, por haber sido el mentor de una de las medidas fundamentales de su mandato: la reestatización del sistema jubilatorio.

 

Se da por hecho, ya se volverá sobre este punto, que la Presidenta se basta para acumular los votos necesarios para la reelección. Boudou es una figura de perfil alto en el mundillo político, aunque de bajo conocimiento público. En la lógica presidencial, eso no importa. Lo sustancial es contar con alguien confiable. La mandataria agregó como lauro la voluntad de confrontar con las corporaciones, un mensaje para adentro y para afuera. Kirchnerismo puro, pues, con un aditamento que es la buena relación del ministro con la CGT. Con alrededor de diez años menos que la Presidenta, Boudou pertenece a otra camada política (se puede decir “otra generación”), la que se forjó en esta etapa democrática.

 

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Gabriel Mariotto, que acompañará a Daniel Scioli en su brega para ser reelecto gobernador, tiene puntos en común con Boudou, condimentados con diferencias en cuanto a su trayectoria política previa. Mariotto, de prolongada militancia peronista, es el adalid de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, la mayor batalla contra las corporaciones. La libró desde el llano durante décadas. Como el ministro de Economía, es un funcionario que creció y llegó a grandes ligas durante el gobierno de la actual presidenta.

 

Mariotto es una bestia negra de los medios dominantes, que lo demonizan todas las veces que pueden... y son muchas. Para Scioli, que cultiva un trato amistoso con radios, diarios, canales y periodistas de todo pelaje, esto es un incordio.

 

El gobernador prefería un acompañante de perfil más bajo, en principio menos predispuesto a anotarse en la carrera para el 2015. La ministra Cristina Alvarez Rodríguez calzaba en ese talle, la adornaba su buen feeling con la Casa Rosada. Tal vez los operadores de Scioli y varios diarios que divulgaron sus pareceres erraron el vizcachazo cuando la fueron instalando. Esa táctica es contraproducente en el manual del oficialismo. “Si sonás (para un cargo o candidatura), sonaste”, jugaba con las palabras pero no bromeaba el ex presidente Néstor Kirchner.

 

Suponer que Mariotto recortará desde el vamos el poder de Scioli, si éste gana las elecciones, es subestimar datos ineludibles. Por un lado las capacidades de flotación y de convivencia del gobernador, muy por encima de la media. Por otro, el poder institucional del titular del Ejecutivo que no es socio de su vice, sino quien maneja los piolines fundamentales de la administración.

 

Matizar el juicio no implica negar que Mariotto es hombre de la Presidenta y no del gobernador. Scioli apuró el trago, se encontró con Mariotto el mismo viernes en que se difundió la designación. Gentes de su entorno despotricaban, el gobernador prefirió apelar a su estilo zen y valerse de su trato amigable, que supera a Claudio María Domínguez.

 

Cristina Kirchner impuso su decisión, algo que se vino anunciando en este diario y en

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