Aunque Cacho Alvarez asumirá dentro de ocho días, el Gobernador apuró la formalización de su decisión de incorporar un intendente a su equipo de ministros; una manera de afianzar el "operativo abroquelamiento" del peronismo bonaerense, liderado por Scioli y los intendentes del Conurbano y nacido de la derrota electoral del 28-J y de la ira de Néstor Kirchner con ese universo.
Es que el debut del alcalde de Avellaneda como ministro será apenas el aspecto más fuerte del desembarco de las tropas peronistas del Conurbano en el gobierno provincial. El vicegobernador Balestrini y varios jefes comunales ya acordaron la ubicación de "representantes" en las segundas y terceras líneas de los ministerios y en organismos autárquicos. La llegada de un dirigente vinculado a Raúl Othacehé (Merlo) a la conducción del IPS es apenas un ejemplo de la movida en marcha. (Una movida que en la medida que crece hace más notorio, por lo demás, que los intendentes y referentes del interior no están siendo participados en esta etapa).
El Gobernador concretó también la reunión con
EL LIMITE
Pero en el medio de estos movimientos, un episodio dejó expuesto que en
En principio, Scioli dio a mitad de semana otro paso en la creación del "frente bonaerense" en que está embarcado con el peronismo del Conurbano. A través de su ministro de Economía, volvió a instalar el reclamo por una asignación mayor de recursos a
El episodio, en fin, puso en evidencia que el Gobernador transita por una delgada línea que separa la "diferenciación" de la ruptura, y que, por ahora, no está dispuesto a traspasarla.
En su habitual tono conciliador, con todo, Scioli volvería sobre el espinoso tema de los recursos mañana, cuando se reúna con
La medida, en rigor, requiere el dictado de una ley y por lo tanto del consenso de otros distritos que históricamente han rechazado la aspiración bonaerense aunque, en medio de la revulsión política generada por los resultados electorales y la derrota de Néstor Kirchner, tal vez dejaría de ser en los próximos meses un objetivo imposible.
Claro que para eso Scioli debería sumarse al resto de los gobernadores en la gran batalla en ciernes: la de las provincias contra la administración kirc