PERGAMINO, Septiembre 28.-(Semanario “El Tiempo” reproducción de PergaminoCiudad) Quizá para entender en su real medida lo que significa el juego compulsivo bastaría con dar un dato oficial: cerca de trescientos convecinos han firmado el pedido de autoex-clusión a fin de que se les impida el acceso a desalas de juego, ya que ellos por sí mismos no pueden manejar sus impulsos.
Ese número fue proporcionado por el Centro de Prevención y Asistencia al Juego Compulsivo, que brinda asistencia a los jugadores compulsivos y sus familias. Inaugurado en mayo de 2007, funciona en Estrada 1939.
El plantel profesional está compuesto por las psicólogas Mercedes Ríos, Yanina Lagonegro y María Belén Taborda. Los interesados se contactan al 414 554 ó 414 555, de lunes a viernes, de 9:00 a 17:30, para solicitar turno para una entrevista. Si las profesionales determinan que la consulta es pertinente al Centro, se hace una evaluación de la problemática del paciente y se elabora una estrategia de tratamiento, que puede ser terapia individual o grupal. El Tiempo conversó con María Belén Taborda, quien brindo algunas precisiones:
- ¿Cuánta gente se ha acercado al Centro?
- Cantidad no tenemos especificada, pero es mucha la gente que viene y consulta, ya sea el propio interesado o sus familiares. La respuesta es disímil, algunas personas vienen un tiempito y abandonan, ero hay otros que sostienen con regularidad el tratamiento; por ejemplo tenemos pacientes que hace dos años que vienen. En la primera etapa se ve la mayor deserción, pero hay otros pacientes a los que se les puede dar el alta, de acuerdo a su dificultad con el juego.
- ¿Todos los que se acercan son efectivamente jugadores compulsivos?
- En realidad el juego compulsivo generalmente aparece como un síntoma, es lo que se ve. Normalmente no son pacientes que juegan durante toda la vida sino que a lo mejor comenzaron a jugar en los últimos tres, cuatro o cinco años y eso casi siempre viene asociado con alguna circunstancia especifica: un divorcio, viudez, la muerte de un ser querido, la pérdida del trabajo, la soledad, etc.
El juego es visto como una forma de evasión de esa dificultad
- ¿Se puede hablar de porcentajes de recuperados?
- Nosotros hablamos de control de la problemática, no hablamos de cura. La persona tiene que aprender a controlar esa dificultad. Hay pacientes que logran un mayor control pero siempre tienen que estar alertas con el juego. Aquel que sostiene regularmente el tratamiento, logra controlarlo. En el grupo lo que se procura es encontrar sostén en el otro, pero no todos los pacientes son agrupables, no a todos les gusta.
Cuando existe una evaluación profesional y el paciente está dispuesto, nosotros tenemos grupos funcionando y esto es un sostén muy importante en el control de la problemática. Tenemos el grupo de pacientes que recién inician, y pacientes que ya no están jugando. Eso va variando, los grupos están formados por diez o quince personas. Lo que tratamos es de no tener grupos muy numerosos, porque se trata de grupos coordinados por profesionales.
- ¿La recomendación es la abstinencia absoluta?
- Hay quienes sostienen abstenerse totalmente y hay otros que pretenden mantener un juego controlado. Al empezar el tratamiento, hablar de jugar poco es una utopía. Apuntamos en un principio a la abstinencia. Pero luego se trata de etapas en el tratamiento.
- El juego es algo nuevo para muchos de nosotros como para hablar de diferencias y similitudes con otras adicciones, pero lo que conocemos en otros casos es el síndrome de abstinencia.
-¿En el juego se da algo parecido?
- Sí, a lo mejor no es tan grave como en otras adicciones que tienen que ver con un componente orgánico, por ejemplo cuand