El Poder Hoy

La oposición y el regreso de un muerto vivo

LA PLATA, Agosto 30.-Imprevistamente, Néstor Kirchner, que tiene el boleto picado desde la derrota del 28 de junio, retomó cierta iniciativa política. No fue por mérito propio, sino más bien por la deplorable performance que está mostrando la oposición para encarar el escenario que se constituyó después de los comicios legislativos.

 

La pelea de Elisa Carrió contra Julio Cobos y Margarita Stolbizer parece no tener retorno, por lo que el Acuerdo Cívico y Social, que fue la coalición política que más votos sacó a nivel nacional en las elecciones legislativas, se rompió en varios pedazos.

 

En tanto, Francisco De Narváez, Felipe Solá y Mauricio Macri está siendo cada vez más carcomida por los personalismos y las ambiciones de cada uno de estos dirigentes, por lo que posiblemente Unión-Pro no pueda conformar un bloque único en la Legislatura bonaerense y en los concejos deliberantes.

 

A este panorama se le suma la figura omnipresente de Eduardo Duhalde, que aspira a conducir el Partido Justicialista y a armar un acuerdo con el radicalismo, para reinstaurar una suerte de bipartidismo en la Argentina, que sirva de plafón para la era poskirchnerista. Pero por ahora el ex presidente es un general con escasa tropa propia, y que en gran medida depende de la alianza con dirigentes presidenciales, como Carlos Reutemann. El Lole, por su parte, le pone distancia al caudillo bonaerense y también está pasando por una suerte de crisis por las contradicciones de su espacio político en su relación con el oficialismo.

 

En definitiva, los representantes de los diversos sectores antikirchneristas están mostrando una absoluta falta de capacidad para la construcción política, al punto de que no pueden coordinar mínimas acciones conjuntas para poder equilibrar las relaciones de fuerza con el oficialismo hasta tanto se produzca el recambio legislativo, que recién se concretará en diciembre. Tres meses, en política, puede ser una eternidad.

 

Este bache está siendo aprovechado por el kirchnerismo ortodoxo, que no se conforma con haber renovado las facultades delegadas -gracias a la funcionalidad de algunos sectores opositores que dieron quórum y firmaron dictámenes para que eso sucediera-, sino que ahora va por más: quiere que se aprueben, antes del recambio legislativo, los superpoderes y la nueva ley de Radiodifusión.

 

Tal como se viene informando en las páginas de este diario, el kirchnerismo está intentando aprovechar la necesidad real que existe para cambiar una norma vetusta de la última dictadura que regula las licencias de radio y televisión para llevar agua hacia su propio molino. Y así institucionalizar su práctica de repartir discrecionalmente pautas millonarias de publicidad oficial, premiando a los medios complacientes y castigando a aquellos que tienen una visión critica del accionar gubernamental.

 

Eso no es todo. Kirchner volvió a recorrer la Provincia como si nada hubiese pasado en las elecciones, y hasta se animó a decir con desparpajo que en los últimos comicios, en los que sufrió el revés más importante de su carrera política, “la gente votó por la profundización del modelo”.

 

También intentó frenar el despegue que había iniciado Daniel Scioli, cuando en las últimas semanas tuvo algunas actitudes diferenciadoras de la Casa Rosada. Y para ello recurrió al manejo de la caja, retrasando lo máximo posible el envío de los fondos del Plan de Asistencia Financiera, que hicieron que la Provincia debiera echar mano a todos los recursos disponibles para poder cumplir el cronograma de pagos a estatales, docentes y jubilados. En el propio gobierno bonaerense reconocen que la situación generó un verdadero desbarajuste en la administración. El retraso en el envío de fondos no puede tener otra lectura que no sea política.

 

Las serias dificultades económico-financieras de la administración bonaerense hacen que el gobernador tenga que recurrir a lo que es una de las decisiones más peligrosas que puede tomar un gobernante: aumentar impuestos. Desde el Ejecutivo provincial aseguran que se apuntará a que la reforma fiscal afecte, principalmente, a los potentados y a aquellos que son dueños de grandes fortunas. Pero en este tipo de casos siempre existe una diferencia sustancial entre lo que se declama y la letra chica del proyecto.

 

La historia demuestra que decisiones de este tipo muchas veces pueden convertirse en un búmeran. Una clara muestra de ello fue la decisión de aumentar las retenciones que adoptó el Gobierno nacional el año p

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