Para la pelea mayor, nueve de cada diez bonaerenses votaron por la lista de Unión Pro que encabezaron Francisco De Narváez y Felipe Solá (3,6), la del Frente Justicialista que lideraron Néstor Kirchner y Daniel Scioli (3,1) y la del Acuerdo Cívico que postuló a Margarita Stolbizer y Ricardo Alfonsín (2,1). Una primera lectura dice entonces que, efectivamente, el oficialismo perdió por poco, o si se prefiere, que De Narváez ganó por poco. Pero limitar la mirada a esos números sería peligroso.
Kirchner ganó en sólo una de las ocho secciones electorales en que se divide
Pero si, como se preveía, fue durísima la derrota de Kirchner en el interior, su apuesta al Conurbano terminó en catástrofe. Allí, donde apenas un par de la treintena de intendentes no son peronistas o aliados al kirchnerismo, De Narváez se impuso en 12 municipios, frente a los 16 en los que ganó Kirchner. Algunas de esas victorias del empresario "impresionan": la de Tres de Febrero, el pago de Hugo Curto, por ejemplo. Tanto como "impresionan" las derrotas de Kirchner en Lanús, San Miguel o San Fernando. A las 10 de la noche del domingo, el referente de
Esos datos reflejan la solidez y extensión del triunfo de De Narváez y la dimensión de la derrota de Kirchner más allá de los 2,5 puntos de diferencia en el total general. Pero los bonaerenses dejaron también otros resultados y otros mensajes clave en los cuartos oscuros.
Para la elección de legisladores provinciales ya no hubo hegemonía de Unión Pro ni derrota generalizada del oficialismo. El Frente Justicialista ganó en
Los bonaerenses, en fin, ungieron con nitidez ganadores y perdedores, pero también repartieron sus votos en dosis equilibradas que determinaron un nuevo mapa político con un mayor reparto del poder en los ámbitos legislativos.
Con estos resultados a la vista, en el oficialismo explotaron las broncas y las desconfianzas. Y algo se quebró para siempre: la relación entre Kirchner y los dirigentes peronistas, liderados por los intendentes, que lo acompañaron desde el 2003. Desde el domingo a la noche el ex Presidente cae varias veces al día en pozos de furia, en los que los acusa de traidores, por haber obtenido más votos que él. Los referentes distritales, en cambio, están convencidos de que la candidatura de Kirchner fue un contrapeso para sus listas municipales y por su culpa sus Concejos se poblarán de opositores.
Ishii, el intendente de José C. Paz que, habiendo ganado con el 55% en un distrito en el que Kirchner cosechó 52%, montó una parodia de renuncia para "ir distrito por distrito a verles la cara a los que jugaron a dos puntas"; y D`Elía, que define a los dirigentes peronistas como "caudillos de un aparato tramposo, desleal y sin patria", representan por estas horas a Kirchner en estado puro. El ex Presidente rumia similares opiniones ante sus hombres de confianza, a quienes les d