La Provincia

Desacoples

Reunión entre el gobernador Scioli y el ministro Randazzo, en la previa de la asunción del nuevo titular provincial de Agrarios, Ariel Franetovich
Reunión entre el gobernador Scioli y el ministro Randazzo, en la previa de la asunción del nuevo titular provincial de Agrarios, Ariel Franetovich

LA PLATA, Septiembre 13.-(Por Marisa Alvarez) El gobierno de Daniel Scioli se vio alcanzado esta semana por un asunto de duro impacto institucional y político: la relación de un alto funcionario del ministerio de Salud con el principal acusado en la llamada mafia de los medicamentos, el empresario del rubro droguerías Néstor Lorenzo.Kirchner imagina un desdoblamiento de las internas y una novedad: que los candidatos presidenciales se elijan por un sistema similar a las `primarias` de Estados Unidos

 

 

La administración sciolista pareció reaccionar con celeridad cuando anunció el relevo del sospechado en la misma jornada en la que el juez de la causa de los remedios truchos, Norberto Oyarbide, habló de "diálogos comprometedores" entre el funcionario bonaerense en cuestión -Alberto Costa- y Lorenzo.

 

Pero Costa era subsecretario, una categoría que en la estructura de conducción política de la Provincia se ubica en el escalón inmediatamente inferior al del ministro, de quien depende directamente para hacerse cargo del manejo funcional de un área gigantesca. Cada ministerio suele tener tres o cuatro como máximo subsecretarios, al frente de decenas de direcciones. Ese rol convierte, necesariamente, a la confianza en un nexo clave entre ministro y subsecretario. En el caso de Costa, no obstante, éste había sido ya designado en 2004 en el cargo que ocupó hasta el lunes por el anterior ministro de Salud, Ismael Passaglia, durante la era Felipe Solá, aunque el actual ministro Claudio Zin lo ratificó en la subsecretaría de Control Sanitario.

 

Zin habló de "sorpresa" por la relación Costa-Lorenzo y buscó restarle impacto al hecho de que un subsecretario de su ministerio quedara involucrado en esa causa, una de las más graves en bastante tiempo. Subrayó que el empresario no es proveedor del Estado bonaerense y que el funcionario le había dicho que sus conversaciones con el empresario eran "personales".

 

Resultó inocultable, con todo, la fuerza de la revelación del juez, señalando que las escuchas telefónicas habían puesto al funcionario bonaerense en una "situación muy complicada". Y no está claro porqué cuatro días después de esa revelación -que, vale reiterar, el gobierno provincial mostró reducida a una relación personal entre Costa y un empresario que no es proveedor del Estado bonaerense- Zin resolvió echar a otro funcionario, nada menos que el responsable del laboratorio estatal que produce medicamentos.

 

NUEVO CAPITULO

 

Esta semana culminó también el traumático "capítulo Monzó", con la asunción de Ariel Franetovich como ministro de Asuntos Agrarios de la Provincia.

 

La estrechísima relación política del flamante integrante del gabinete de Scioli con el ministro del Interior, Florencio Randazzo, ya era conocida. Pero su presencia en la jura de Franetovich sumada a las de la ministra de la Producción y del secretario de Agricultura del equipo de Cristina Kirchner, Débora Giorgi y Juan Carlos Cheppi, fue un reflejo elocuente del alineamiento sin fisuras del Gobernador con la política kirchnerista para el campo que implica esta designación.

 

Con todo, haber elegido a un hombre de Randazzo para ese ministerio clave tal vez no le evite a Scioli algún desacople con el gobierno nacional. Randazzo, Giorgi y Cheppi conforman, en el esquema de la Casa Rosada, un tándem en el manejo de la relación con el campo y de las políticas para el sector. Pero no es el único. Con la designación de Carmen Alarcón en la Jefatura de Gabinete, Aníbal Fernández se propone -con venia para intentarlo- armar otro frente de vinculación con el rebelde sector rural. Y siempre está, claro, Guillermo Moreno para ejecutar -o no ejecutar, según el caso- de manera directa medidas que alcanzan al campo.

 

DESARMONIZADOS

 

Por lo pronto, el despido de Emilio Monzó del sillón de Asuntos Agrarios -un crítico de la política nacional para el sector rural- y el nuevo alineamiento en esa materia no habrían alcanzado para reinstalar la armonía en la relación entre el Gobernador y Néstor Kirchner.

 

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