Panorama político bonaerense

Esperanza de luz al final del túnel

La difícil situación de un funcionario de Salud echado, por sospechas de un juez nacional, finalmente opacó una decisión importante de gestión.
La difícil situación de un funcionario de Salud echado, por sospechas de un juez nacional, finalmente opacó una decisión importante de gestión.

LA PLATA-BUENOS AIRES, Septiembre 12.- En un original juego de luces y sombras, la administración Scioli pasó por una experiencia por demás particular y que debe haber dejado sensación a poco. Muchos sabían que se guardaba bajo siete llaves un ambicioso y trabajado plan impositivo para levantar un avión en picada como el déficit fiscal. 

 

Pero tal acción, que podría devolver algo de brillo a la gestión, sufrió un eclipse no esperado o no ansiado para estos tiempos que corren.  

 

La complicada situación de un subsecretario de Salud presuntamente vinculado a una investigación por tráfico de medicamentos “truchos” desgasta aún más una imagen global. Estigmatiza, con una  idea instalada en la opinión pública y que ya adquirió el gobierno nacional a través de casos como Skanska, la valija feliz o las compras de tierras turísticas en la Patagonia a precio vil, por citar sólo algunos ejemplos de un sustancioso y original vademécum. Palabra esta que sirve para oportuno anclaje con temas relativos a lo que ocurrió en la cartera de salud provincial.

 

No significa que el caso que asocia al empresario Lorenzo y al hoy procesado Costa salpique hacia instancias superiores. Pero en el cotidiano laberinto de las rutinas sencillas de la vida se instaló una idea de asimilación de la imagen negativa del gobierno nacional. Los claros ejemplos al respecto de la sospecha permanente -como un atributo que hoy se halla indisoluble-, expanden sus fronteras y todo puede ocurrir, aún en lugares donde quienes están con el poder puedan desconocer las operaciones se realizan en las segundas líneas.

 

Es por eso que un conflicto de estas características alimentó la voracidad mediática como no era para menos y, si bien hubo algún impacto interesante en lo periodístico por el paquete fiscal de Scioli, fue tal vez insuficiente para las expectativas oficiales.

 

Este “paquetazo impositivo” finalmente no pudo esperar a diciembre, donde un pequeño retraso puede traer un mayor condicionamiento de la oposición con creciente espacio en ambas cámaras. Oposición que, por otra parte, hará mutis por el foro mientras la imagen oficial se esmerile con un nuevo costo político, pero que puede ayudar en algo si las cosas mejoran en la recaudación.

 

Los expertos tributaristas señalan que, en un marco virtual de apuestas, habría que colocar fichas de calle o pleno al impuesto de carga y descarga en los 14 puertos del territorio bonaerense.  

 

El pago de la tasa de 8 pesos por tonelada de carga y 24 de descarga por idéntica medida podría generar un embolso adicional a las arcas del Estado de unos 500 millones de pesos extra. El mayor costo monetario recaerá en exportadores que suelen percibir sus operaciones en dólares o euros con lo cual el bolsillo de los bonaerenses no quedaría afectado.

 

Sí va a afectar a determinada cantidad de bonaerenses la habilitación del impuesto a los sellos en compra y venta de usados, que pasará a ser un elemento de negociación más entre quienes realizan estas operaciones, sean particulares o concesionarias. En este caso, se descubrió otro “nicho” que no se había explorado y que puede provocar también otra alegría para los recaudadores. En este caso no se puede mensurar sino en base a estimaciones pasadas.

 

Tampoco se puede calcular qué impacto podría provocar el impuesto a la herencia que pasaría a cobrarse cuando se gestionen las sucesiones. Lo cierto es que se prevé que un 80 por ciento de lo recaudado por este concepto vaya a la cartera educativa y el 20 por ciento restante a los municipios. Este gravamen ya tiene algunos reclamos de derecho de autor en el anterior titular de ARBA, Santiago Montoya, y en algunos legisladores como el caso de Laura Berardo.

 

Pero lo curioso de este impuesto tiene que ver, según las lenguas filosas, con cierto privilegio para personeros de la dictadura militar.  

 

Ocurre que este impuesto tuvo vigencia hasta 1976, hasta que curiosamente el denominado Proceso y su interventor provincial decidieron eliminarlo de  la legislación, obviamente con la sola voluntad de hacer y sin “obstáculos” parlamentarios. No son pocos quienes señalan que no era casualidad que

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