Agro

Una cuenta que todavía sigue en rojo

Rotar los cultivos y reponer nutrientes, dos de las bases que faltan en buena parte de la Zona Núcleo. Un ejemplo. de las 295.000 hectáreas que se siembran en Pergamino, nada menos que 180.000 son de soja.
Rotar los cultivos y reponer nutrientes, dos de las bases que faltan en buena parte de la Zona Núcleo. Un ejemplo. de las 295.000 hectáreas que se siembran en Pergamino, nada menos que 180.000 son de soja.

PERGAMINO, Septiembre 19.-(PergaminoCiudad.com.ar) La sustentabilidad productiva y ambiental de la agricultura argentina es un frente estratégico que siempre hay que analizar con profundidad. Un grupo de especialistas del INTA plantean que la siembra directa, el aumento en el uso de fertilizantes y la responsabilidad para “cumplir” con las rotaciones son los tres “mandamientos” que hay que respetar para no complicar el perfil agroecológico, y en definitiva la continuidad de una explotación agrícola. ¿Pero se cumplen? Manuel Ferrari, técnico del INTA Pergamino, cree que nuestros sistemas de producción agrícola todavía no son sustentables. “Aún es insuficiente la cantidad de fertilizantes para reponer todos los nutrientes. En el mejor de los casos estamos devolviendo el 60% del total que se extrae, y el balance es negativo”, asegura.

 

Carlos Senigagliesi, también del INTA, tiene una mirada similar. “En general, hay entre 70 y 100 dólares de pérdida por hectárea porque se extraen nutrientes que luego no se reponen”, advierte.

 

Ambos especialistas estarán en la jornada de conferencias que se realizará el martes que viene en Pergamino, bajo el título: “Hacia una agricultura sustentable”. En este evento participarán, además de Ferrari y Senigagliesi, otros técnicos del INTA como Adrián Andriulo, Carolina Sasal, Silvina Portela y Silvina Restovich, entre otros. La jornada es organizada por el INTA, la Asociación de Ingenieros Agrónomos de la zona norte de Buenos Aires y la Sociedad Rural de Pergamino.

 

Ferrari también está preocupado por el déficit de rotaciones en los campos más fértiles de Buenos Aires. “Hay una excesiva superficie de soja en detrimento de otros cultivos que serían muy importante incorporar; de las 295.000 hectáreas del partido de Pergamino, 180.000 se siembran con soja”, precisa.

 

Para Senigagliesi, la sustentabilidad posee diversas aristas: “Una es la parte ambiental pero hay otra que es muy importante: la económica”. Se refiere a que no sólo importa la rentabilidad de la cosecha sino también los costos asociados a la parte ambiental. “Pueden parecer intangibles y difíciles de medir, pero hay que tenerlos muy en cuenta”, insiste el experto del INTA. Ferrari coincide al señalar que a pesar de la tecnología existente, no todos los productores la adoptan: “Tratamos de transmitírselo en cada oportunidad y a veces les es difícil visualizarlo en términos de impacto productivo, porque ven que los cultivos no dejan de rendir”, explica.

 

La gran cantidad de contratistas y arrendatarios son otro factor que hay que considerar con cuidado. “Se necesita tiempo para aplicar todas estas tecnologías en el largo plazo. Y como no hay seguridad, ya que muchas veces quienes llevan adelante la cosecha no son los dueños de las tierras, a veces se restringe el paquete tecnológico necesario y no lo aplican en su totalidad”, dice Senigagliesi.

 

El especialista explicó que existe un paquete tecnológico básico de gran adaptabilidad para los ajustes particulares que requiera cada zona. Por ejemplo, el cultivo de cebada es mejor para el sur de la provincia de Buenos Aires que para el norte. En el caso de los fertilizantes, algunos suelos requieren mucho fósforo en la parte sur y centro de la Región Pampeana, pero no así en el norte.

 

Otro de los investigadores que participarán de la jornada, Adrián Andriulo, del Grupo Gestión Ambiental del INTA Pergamino, sostiene que la degradación de los suelos está aumentando “pero lo más importante es que es un proceso que podemos detener”, explica. La posibilidad de almacenar materia orgánica en el suelo bajo agricultura continua y siembra directa es un factor interesante para recuperar los suelos.

 

En los años lluviosos hay que mirar con atención la cantidad de nitrógeno. “Durante los años más secos, con respecto al promedio de lluvia histórico, se pierde una cantidad insignificante; pero cuando se producen lluvias por encima del promedio histórico, las pérdidas pueden llegar a 50 kilogramos de nitrógeno por hectárea”, precisa el coordinador del Grupo de Gestión Ambiental.

 

Hay otras herramientas agronómicas muy útiles para mejorar la eficiencia del uso del agua y la captura de nitrógeno y también para mitigar la degradación. Andriulo propone los cultivos de cobertura que pueden captar, en los largos períodos de barbecho, el 50% del nitrógeno que queda en el suelo.

 

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