El Poder Hoy

Un Gobierno que hace la plancha

LA PLATA, Julio 12.-Juan Domingo Perón solía decir la frase “todo en su medida y armoniosamente”, con el objetivo de que se evitaran los exabruptos en la política. Pero también alertaba sobre los peligros de caer en el otro extremo, en el inmovilismo y en la falta de acción. Por eso, en un recordado mensaje que dio en 1973, durante la Cumbre de Países No Alineados que se realizó en Argelia, citó un párrafo del Corán en el que el sabio profeta recomienda: “Haz por este mundo como si debieras vivir siempre, y por el otro, como si debieras morir mañana”.

 

Lejos de las enseñanzas de Perón, el Gobierno nacional ha optado por la estrategia de la plancha que implica, entre otras cuestiones, dilatar los tiempos y dejar que todo pase como por arte de magia. Así es como, a 14 días del cachetazo electoral al kirchnerismo, asistimos a un país donde todo sigue igual -o peor- al escenario que existía antes del 28 de junio.

 

Hasta el momento, el tan famoso llamado al diálogo que realizó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, desde Tucumán, está vacío de contenido. Parece ser más una mera promesa al aire que un plan concreto que implique reunir los valiosos aportes que pueden realizar los referentes del trabajo, de la producción, de la fe, de las universidades y de la intelectualidad, para afrontar -en un contexto de unidad nacional- los desafíos que debe afrontar el país.

 

Tal como se expresó en las páginas de este diario, el nuevo gabinete demuestra el gatopardismo  del Gobierno: que cambia algo para que nada cambie. Y las consecuencias, lamentablemente, las paga el conjunto de la sociedad que termina siendo el pato de boda ante la soberbia de la administración K.

 

Desde el fin de las elecciones a estos días no se ha escuchado prácticamente ninguna propuesta seria por parte del Gobierno K para cumplir con el mandato de las urnas. Sólo se oyeron comentarios relacionados a una eventual reforma del Consejo de la Magistratura o  empezar a discutir las retenciones al agro. Pero nada se dijo de cómo se piensa encarar los verdaderos problemas de la economía, como es la creciente falta de empleo y una fuga de capitales que no se detiene y que ya constituye una verdadera bomba de tiempo.

 

Tampoco se plantearon proyectos para reactivar una economía que se encuentra en recesión, situación agravada por una inflación que no cede. En ese escenario, la Presidenta pareciera que vive otra realidad y no tuvo empacho en jactarse de los números del superávit, sin hacer mención que esas cifras fueron consecuencias de la inflación (que hace aumentar la recaudación de algunos impuesto, como el IVA) y de la estrepitosa caída de las importaciones producto del freno de la actividad económica.

 

Pero la responsabilidad no es sólo del Gobierno. Desde el acto eleccionario del 28-J, los principales referentes de la oposición brillan por su ausencia. Elisa Carrió tuvo apariciones esporádicas y ahora está de viaje. Ni ella, ni ninguno de sus dirigentes de confianza, propusieron hasta ahora alternativas superadoras. Y lo mismo se puede decir de Julio Cobos, que lo único que anunció en los últimos 15 días fue su candidatura presidencial. El empresario Francisco De Narváez no escapa a la regla, y pareciera sólo preocuparse por su candidatura a gobernador en 2011. Felipe Solá tampoco es la excepción, y también salió a hablar sobre el diálogo y el consenso cuando durante seis años estuvo al frente de la Provincia, fue un socio político privilegiado de los Kirchner, y no pudo dar respuestas a los graves problemas que afectan a los bonaerenses, como la inseguridad, la falta de empleo y los escandalosos niveles de pobreza. Lo preocupante es que en las palabras de Solá no hay la más mínima autocrítica a su accionar, en momentos en que intenta venderse como un opositor a la administración K.

 

¿Qué éxito puede tener un diálogo intersectorial en estas condiciones de fragmentación e individualismo político?. Es natural y humano que los dirigentes tengan aspiraciones personales, pero eso nunca puede estar por encima de la defensa del interés nacional.

 

La agenda de debate en la Argentina se está circunscribiendo a temas que resultan menores -como la continuidad del polémico Guillermo Moreno o el funcionamiento del INDEC- en comparación con la magnitud de la crisis que afronta el país. Resulta evidente que Moreno debería dar un paso al costado, y que se deben trasparentar las estadísticas oficiales, pero el problema es cerrar el debate sólo a eso. Y ese es precisamente el error en el que están cayendo varios integrantes de la oposición.

Inmovilismo provincial

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