El Poder Hoy

Un Gobierno con fecha de vencimiento

Los K y el ex presidente Eduardo Duhalde.
Los K y el ex presidente Eduardo Duhalde.

LA PLATA, Agosto 16.-Cuando el ex presidente Eduardo Duhalde y su esposa gritan a los cuatro vientos que el Gobierno nacional tiene "fecha de vencimiento", cuando en realidad fue el duhaldismo el principal responsable de la llegada del kirchnerismo al poder, no hacen más que poner de manifiesto que el futuro político inmediato de nuestro país es una verdadera caja de Pandora.

 

La opaca puesta en escena que hizo la presidenta Cristina Kirchner y su séquito de aplaudidores oficiales, al presentar un poco creíble plan de empleo, denota que estamos frente a un Gobierno en clara retirada. La cara impávida de los intendentes que concurrieron a la Casa Rosada sólo para marcar tarjeta y evitar una represalia con el envío de fondos, y la nula efusividad que manifestaron los dirigentes de la CGT, son una cabal muestra de que los anuncios de la Casa Rosada ya no despierta el más mínimo entusiasmo ni siquiera en sus propios aliados.

 

El kirchnerismo carece del apoyo de sectores del poder político y económico que le den sustento, a lo que suma el rechazo del voto popular expresado con contundencia en las últimas elecciones. Cada vez más, el matrimonio presidencial se va encerrando en un peligroso aislamiento.

 

Lo preocupante es que gran parte de la oposición tampoco parece estar a la altura de las circunstancias y carece de ideas, y de planes estratégicos, para encarar con claridad la era poskirchnerista y posicionarse como una real opción de gobierno. Salvo algunas excepciones como Pino Solanas, Elisa Carrió y Carlos Reutemann, casi todos entraron de lleno en la trampa que les tendió el oficialismo cuando los llamó al diálogo. La convocatoria fue un intento desesperado por patear la pelota para adelante, y estirar al máximo la supervivencia de un Gobierno que está en franca debacle. Pero recién ahora, cuando transcurrieron casi dos meses de las elecciones, aquellos que felizmente fueron a la Casa Rosada para reunirse con un ministro que tiene muy poco poder de decisión se dieron cuenta de que todo era una artimaña de muy bajo nivel.

 

En definitiva, terminaron siendo funcionales a un Gobierno que cerró cualquier posibilidad de cambio. La excusa que esgrimieron de que la sociedad reclama diálogo quedó sin sustento. Lo que la sociedad reclama son soluciones (políticas, que den respuesta a los problemas inmediatos como la falta de empleo, la creciente pobreza y la inseguridad), y no charlas de amigos acompañadas con visitas guiadas por la Casa Rosada.

 

La fragmentación y la falta de liderazgos fuertes en la oposición no peronista, hace que muy probablemente quien salga a ocupar el lugar de vacío institucional que genera la salida del kirchnerismo sea ocupada nuevamente por un referente peronista. En ese sentido, las figuras de Carlos Reutemann y Daniel Scioli, más allá de las dudas que despiertan y de su extremada cautela a la hora de tomar decisiones políticas, aparecen en un primer plano, aunque aún deben recorrer un extenso camino. Por lo pronto, a la reconocida aspiración presidencial de Reutemann, en estos días se sumó el operativo clamor que emprendieron algunos legisladores y dirigentes bonaerenses para que Scioli vaya por la reelección en la Provincia.

 

En tanto, Julio Cobos va a ir perdiendo terreno en la medida que se siga aferrando a un cargo en un Gobierno del que dice ser opositor. Pese a la fama fugaz que adquirió con su voto no positivo, su situación actual es de una incompatibilidad manifiesta, que cada vez se le hará más difícil de sobrellevar. Y que Carrió, con sus ácidas críticas, se encargará de enrostrar permanentemente. El distanciamiento entre Lilita y Cleto parece no tener retorno, por lo que el radicalismo orgánico deberá decidir ahora en qué bando se posicionará.

 

Detrás de estas disputas políticas, hay una realidad económica que se torna cada vez más preocupante. Varios municipios de la Provincia están en cesación de pagos, y en la administración bonaerense emprendieron un plan de ajuste interno, que hasta podría incluir la centralización de todos los gastos ministeriales en una sola cuenta que manejaría la Gobernación, para poder pagar los sueldos. Es más, el propio ministro de Economía, Alejandro Arlía, tuvo que salir en persona a desmentir que corra peligro el pago de haberes en los próximos dos meses. El temor sigue latente y se avecina un fin de año con muchas dificultades económicas.

 

En varios países de Europa, al aparecer los primeros indicadores económicos positivos en meses, ya se están preparando para encarar la post recesión. En la Argentina, en cambio, ni siquiera se ha llegado al piso de la crisis.

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