Para un dirigente que prefiere hacer culto al diálogo y al consenso por sobre la confrontación y las discusiones altisonantes, contar con esa herramienta esencial para planificar el desarrollo de su gestión en el crucial año electoral que se avecina, es tan trascendente como haberla conseguido con el apoyo casi unánime de la oposición.
Ese fue el valor agregado que el sciolismo se encargó de ventilar profusamente y que apuntó, indirectamente, a marcar la relación que su administración, a diferencia de la nacional y porteña, consiguió articular con el Acuerdo Cívico y el Peronismo Federal.
"Sabemos que él (Scioli) surge como el gran ganador de esta discusión, pero nosotros conseguimos fondos para garantizarles la gobernabilidad a nuestros municipios", se sinceraba un legislador del radicalismo tras la maratónica sesión de ambas cámaras legislativas.
NEGOCIACION Y ACUERDO
El acuerdo que permitió que el Presupuesto bonaerense 2011 viera la luz, en efecto, estuvo cargado de concesiones a la oposición. El sciolismo admitió los planteos de más partidas para las comunas que enarboló
El Gobernador les había dejado en claro a sus legisladores que, aún con ciertas condiciones, no estaba dispuesto a enchastrarse en una disputa similar a la que se registró en el Congreso. Semanas antes de esos episodios que enlodaron al Parlamento, había desechado incluso una sugerencia que le había llegado a su despacho: trabajar con un Presupuesto prorrogado, como ocurrirá en
Pero el trámite no estuvo exento de sobresaltos. Esa foto tan deseada que buscó Scioli con legisladores oficialistas y opositores tras la aprobación del proyecto, estuvo a punto de naufragar.
La discusión sobre un artículo del Presupuesto había terminado abroquelando a la oposición en
Ese afán de Scioli por mostrarse conciliador con la oposición derivó incluso en otras negociaciones por afuera del debate parlamentario: varias comunas radicales del interior se llevaron un compromiso de obras que no está incluido en el Presupuesto.
Para el gobierno bonaerense, la posibilidad de mostrar un tono dialoguista y conciliador no tiene como destinatario exclusivo al ciudadano común: la movida también tocó la puerta del peronismo. Si Scioli concedió al radicalismo la posibilidad de que las comunas contaran con fondos adicionales a los previstos, nunca perdió de vista que, por añadidura, también serán beneficiados los alcaldes oficialistas.
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