Pasaron 34 años del último golpe militar que sufrió la Argentina y este 24 de marzo tal vez sirva para justamente hacer memoria. El golpe representó más de 30 mil desaparecidos, familias partidas, censuras, prohibiciones, represión, bronca, mucha bronca. Esa es una historia que todos conocemos, o mejor dicho todos deberíamos conocer.
Es necesario que podamos mirar para atrás, para repudiar a los genocidas, para mantener en nuestra historia el grito de NUNCA MÁS bien en alto. Pero es mucho más necesario mirar el presente, porque la represión, los desaparecidos y la bronca siguen permaneciendo en esta realidad “democrática” en la que vivimos.
Julio Lopez, Miguel Bru, Luciano Arruga, Elías Gorosito, Andrea Noemí López, Marita Verón, Jonathan “Kiki” Lezcano, Ezequiel Blanco, Adolfo Argentino Garrido y Raúl Baigorria son sólo algunos de los desaparecidos en democracia.
Se estima que hay más de 600 mujeres desaparecidas por trata de personas, gente que desaparece y los responsables se encuentran en algunas comisarías, vestidos de azul. Nuestro eterno Julio López victima doble de la injusticia, reflejo de la impunidad y de la falta de libertad de expresión en la que todavía vivimos.
Vivimos acostumbrados a que nos mientan, a que nos roben, a que los niños pidan por la calle, a que haya chicos desnutridos, a la falta de trabajo, a la falta de educación, a la falta de salud, a la desigualdad social maquillada con asistencialismo. Vivimos inseguros porque nos quitaron nuestro derecho a la dignidad. Nos matan nuestros sueños, nuestro bienestar, y sin duda nos matan. ¿Todo esto no es acaso un genocidio?
Este 24 de marzo, el mes de abril, el año que viene, y los próximos 10 dejemos de mirar para el costado, seamos solidarios, que se escuchen nuestras voces, dejemos el miedo de lado. Nosotros somos los responsables de que la democracia funcione. Exijamos a los organismos que nos gobiernan lo que nos corresponde. Ellos trabajan para el pueblo y son quienes tienen que darnos las explicaciones.
Construyamos todos un país digno, justo, sano, desde el lugar que cada uno ocupa en el mundo. Todo lo que se pueda decir hoy, o mañana será en vano si no pasa a la acción, si no queda en una toma de conciencia general. Es mucho más fácil trabajar en conjunto que individualmente. Y no solo tengamos memoria por este tema, tengamos memoria sobre nuestra historia, íntegra, aprendamos de los errores, involucrémonos como pueblo y no resignemos nuestra democracia ¡¡NUNCA MÁS!!
