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CAPITAL FEDERAL, Abril 10.-(Por Mario Wainfeld) Se vota en Salta; el favorito, su trayectoria. Una provincia fiel al peronismo, reseña de sus elecciones. Algunas cifras para pensar. El PRO puede mover el amperímetro, novedad con límites. Radicales en la neblina. Y una duda sobre el final.

 

Tal parece que la tercera será la vencida y en Salta ganará el local, que es amplio favorito. Las encuestas así lo sugieren y (nobleza obliga) en Catamarca y Chubut los consultores atisbaron bien el cambio de humor ciudadano y las sorpresas en las urnas. El gobernador Juan Manuel Urtubey pinta para ser reelecto. No es el contertulio favorito de la Casa Rosada pero viste sus colores: si efectivamente triunfara, el Frente para la Victoria podría cantar tres al hilo, frente a un universo opositor destartalado.

 

Urtubey fantaseó, en tiempos de la Resolución 125 y algo después, con ligas mayores. Acicateado por el ex jefe de Gabinete Alberto Fernández se soñó candidato presidencial. Es joven y tiene tiempo por delante, hace bien (entre tanto) en consolidarse en su terruño. Las calidades de king maker de Fernández, por lo demás, todavía están por verse.

 

Si se corroboran los vaticinios, el principal enigma del escrutinio será ver cómo se acomodan el diputado Alfredo Olmedo (PRO) y el peronista disidente en tránsito Walter Wayar. Salta es el primer distrito en el que PRO mueve el amperímetro, acaso en condiciones de llegar al segundo lugar con más del 20 por ciento de los votos. Wayar, que fuera vicegobernador de Juan Carlos Romero y peronista ruralista disidente, se ha venido arrimando al fueguito del kirchnerismo, que calienta más que el “federal”.

 

Cerca de Cristina Fernández de Kirchner calculan que los sufragios que acumulen Urtubey y Wayar expresan el potencial del apoyo a la Presidenta en octubre, una cifra sideral, superior a los dos tercios del padrón.

 

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Números que hablan: Salta representa el 2,4 por ciento del padrón nacional, algo más que Catamarca y Chubut sumados. Según el censo 2011, la pueblan 1.215.207 habitantes. Más del diez por ciento de ellos, alrededor de 145.000, son chicos beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH), que cubre aproximadamente 75.000 hogares. El número da cuenta de dos aspectos dignos de mención. El primero es la magnitud del nuevo derecho ciudadano, que impacta en la economía doméstica de los sectores más necesitados. El segundo es que el “modelo” deja todavía muchos sectores relegados. El “modelo”, como suele ser, tiene sus ganadores y perdedores, división que recorre incluso al universo de la clase trabajadora. La discusión de política económica ganaría calidad, piensa el cronista, si algunos opositores comprendieran que el “modelo” es superior a las alternativas en oferta, bastante superior. Y si el oficialismo reparara (en) sus límites y necesidad de correcciones o cambios.

 

Salta fue y sigue siendo una provincia pobre, de aquellas de probada fidelidad al peronismo a la hora de elegir.

 

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El otro peronismo: De las ocho elecciones a gobernador realizadas desde 1973, el peronismo ganó siete. Miguel Ragone, quien triunfó en 1973, fue el único proveniente de la izquierda justicialista. Ragone es el único ex gobernador que es detenido-desaparecido. El juicio que investiga ese delito comenzó recién en esta semana, ante el Tribunal Federal Oral de la provincia. Uno de los acusados es Luciano Benjamín Menéndez, el acumulador de condenas por crímenes de lesa humanidad.

 

Desde la recuperación democrática en 1983, el justicialismo perdió una sola vez el gobierno, fue en 1991 a manos del Partido Renovador, una fuerza provincial. Roberto Ulloa, fea afrenta a la democracia, consiguió así replicar a su vecino Antonio Domingo Bussi: ser gobernador durante la dictadura y revalidar ungido por veredicto popular. En 1995, el poder volvió al justicialismo, que aún prima.

 

La familia Romero fue hegemónica entre 1983 y 2007. El padre, Roberto, fue el primer gobernador del ciclo. El hijo, Juan Carlos, logró tres mandatos consecutivos, desde 1995 hasta 2007. Urtubey lo desplazó, entonces.

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