Por lo pronto, la semana que pasó marcó un drástico cambio de climas en el universo electoral.
Durante la última semana de mayo y la primera de este mes, los sondeos que consumen en
Pero la campaña bonaerense entró en revulsión el fin de semana pasado, con la citación a prestar declaración indagatoria (una figura que indica que el magistrado no considera al citado testigo sino sospechoso) del juez Faggionato Márquez a De Narváez, en la causa de la efedrina.
No sólo los líderes de Unión-Pro salieron a acusar al gobierno nacional de estar detrás de esa citación judicial. También los principales dirigentes del Acuerdo Cívico, aún con matices entre ellos, vincularon públicamente la resolución de Faggionato con una maniobra urdida desde
En el oficialismo quedaron expuestas, aún antes de aquellas expresiones opositoras, dos posiciones. Kirchner y su entorno creyeron que la citación judicial en una causa como la de la efedrina perjudicaría la imagen de De Narváez y le provocaría un daño electoral irreparable. El resto de la dirigencia -funcionarios nacionales, algunos funcionarios de Scioli, los intendentes- intuyó que los efectos serían justamente los opuestos: ubicarían a De Narváez como víctima y a Kirchner -al oficialismo en suma- en el rol de verdugo.
DEL OPTIMISMO A
De la convicción de Kirchner dio fe pública su decisión de montarse en la citación del juez -uno de los más cuestionados de la historia, con 38 pedidos de enjuiciamiento- para atacar a De Narváez y reclamarle que se presentara a la indagatoria, durante dos días seguidos. Del temor del resto de la dirigencia oficialista dio elocuente muestra su silencio.
Y bastaron 72 horas para que la realidad le diera la razón "al resto". Bastaron también para que Kirchner asumiera que le había errado al cálculo y se llamara a silencio sobre la cuestión.
Sacar el asunto del discurso de Kirchner no alcanzó, sin embargo, para alejar los nubarrones que se habían instalado en ese espacio. Aún los intendentes más cercanos al ex Presidente creen que el episodio dejó ya un saldo negativo para el oficialismo y disparó efectos de final imprevisible. Miran encuestas que marcarían una pérdida de sufragios de Stolbizer, posible indicio del fantasma más temido por el kirchnerismo: la polarización y la irrupción de un "voto útil" en favor de De Narváez. Preocupación es, así, la palabra que mejor define el clima de este fin de semana en el oficialismo, donde ahora hay quienes hablan de elección reñida.
UN ACUERDO NO MUY ACORDADO
Pero el episodio Faggionato-De Narváez también sumergió al Acuerdo Cívico en su semana más negra en lo que va de la campaña. Por un lado, también profundizó en esa alianza el temor a una polarización