La Provincia

En la recta final

LA PLATA, Mayo 10.-Nunca hubo procesos de definición de candidaturas tranquilos en la historia política argentina. Ni los hay en el mundo, en verdad. Pero las turbulencias que sacudieron a las principales fuerzas electorales bonaerenses en el cierre de las listas que venció anoche, alcanzaron dimensiones inéditas y dejaron, en algunos casos, una sensación de que se trata de armados prendidos con alfileres, a los que les costará demasiado sobrevivir más allá del 28 de junio a la noche.Lo que quedó en claro es que De Narváez , Macri y Solá no se hablan si no es para zanjar diferencias cuando la alianza ya corre riesgo cierto de fractura

 

El oficialismo es el sector que menos dejó ver en la superficie las tensiones que fue acumulando en esta primera etapa del proceso electoral. Pero lo que no se hizo también se convirtió en señal elocuente. La hora de presentar las listas llegó sin que se hubiera producido el mentado "operativo clamor" en favor de la candidatura de Néstor Kirchner. Algunos tibios amagues quedaron en la nada ante la falta de entusiasmo de la mayoría. No sólo no hubo movilizaciones públicas. Ni siquiera el PJ de la Provincia proclamó, como se previó en algún momento, a través de un burocrático comunicado, su deseo de verse representado en la contienda electoral por el ex Presidente.

 

A LA CANCHA, CON RESERVAS

 

Tampoco logró pronunciamientos de adhesión orgánicos ni "universales" la estrategia de que todos los intendentes y las figuras salientes del oficialismo imitaran la decisión de Daniel Scioli de ser candidato "testimonial". El Gobernador terminó reclamando esas adhesiones en rondas personales con los jefes comunales y mostrando, ante algunos -como el marplatense Gustavo Pulti- un carácter desconocido por la inmensa mayoría.

 

Es que la estrategia ya fue recibida con reservas. Y las encuestas que fueron mostrando que ni siquiera la candidatura de Scioli -surgida de su alto nivel de imagen positiva- elevaba de manera sustancial la intención de voto del oficialismo, profundizaron las dudas y la reticencia de los intendentes a colocar sus nombres al frente de las listas de concejales.

 

Con todo, el Gobernador asumió en los últimos días, como operador de esa estrategia, un rol de jefe político que no había desplegado hasta ahora. Y aún inorgánicamente, consiguió al final que varias decenas de intendentes se sumaran al mundo de los candidatos "testimoniales".

 

Por lo demás, el oficialismo cerró sus listas en medio de un clima denso. Hubo de todo en las últimas horas de definición de las candidaturas. Pases de facturas, reclamos públicos de lugar en las listas como los que desplegaron Hugo Moyano y Luis D'Elía, peleas regionales encarnizadas, amenazas de saltos al peronismo disidente, reclamos por obras prometidas que ya no estarán ni en marcha para el día de las elecciones y hasta pedidos de garantías de auxilio financiero para pagar en julio el medio aguinaldo.

 

Las tormentas fueron más visibles en la alianza bonaerense del peronismo anti K y el Pro. Lo que quedó en claro en las últimas horas es que sus líderes, Francisco De Narváez, Mauricio Macri y Felipe Solá, no se reúnen -ni siquiera se hablan, en rigor- si no es para zanjar diferencias cuando éstas han crecido tanto que ya pusieron a la alianza en riesgo de fractura. Ya ni resulta insólito que cada encuentro de estos tres dirigentes se convierta en una especie de acontecimiento político rodeado de tensiones, con la ruptura sobrevolando casi como una posibilidad "natural".

 

El acuerdo que finalmente alcanzaron los tres referentes para la definición de las listas de candidatos llegó después de una primera reunión, durísima, dedicada a cruzarse reproches de alto calibre. Y resultó inocultable, en el forzado y tenso proceso de ese acuerdo, que el "duhaldismo puro" -el propio Eduardo Duhalde, en rigor- en el que, con matices, se apoyaron De Narváez y Felipe Solá en el arranque de sus respectivas construcciones electorales de esta etapa, terminó convirtiéndose en el nudo gordiano de esta alianza.

 

BAJO RIESGO

 

La definición de las candidaturas también puso al borde de la ruptura al Acuerdo Cívico bonaerense que nuclea al Ari de Elisa Carrió, el Gen de Margarita Stolbizer, los radicales liderados por Ricardo Alfonsín y el sector de Julio Cobos.

 

Este sector había sido el que, aún con durísimas discusiones internas, más tempranamente había avanzado en el armado de las listas, tanto la nacional como las de legisladores provinciales. Pero el cortocircuito llegó, cuando ya estaba todo prácticamente definido, por un nombre: el que proponía el cobismo para el tercer lugar de la nómina de diputados nacionales. El elegido era el intendente de Pergamino, Héctor Gutiérrez, y por su involucramiento en una causa penal, Carrió lo vetó.

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