El país

Sin brújula en las vísperas

CAPITAL FEDERAL, Abril 03.-(Por Mario Wainfeld) Sólo los dos Hugos, Chávez y Moyano, les permiten ejercitar un discurso común y unirse en la diatriba. Casi todo el resto del Cosmos (que es, ciertamente muy vasto) los enfrenta y fragmenta. Semana a semana, la oferta electoral de las oposiciones agrega señales de desconcierto y entropía. La suspensión de la preinterna radical, una movida que podía tener su encanto y su practicidad, fue la mala nueva más restallante de la semana. La interna escalonada del apodado peronismo federal, con apenas dos candidatos, comienza hoy en la Ciudad Autónoma y (por decirlo con un eufemismo) no erotiza multitudes.

 

Para algunos contreras optimistas, esa desdicha incita a una jugada centrípeta: la unidad por la que claman los medios hegemónicos. Puede que suceda lo contrario: la fuerza centrífuga es más potente y menos virtual, crece (a paso lento) la perspectiva de una apertura por el centroizquierda. Sólo el jefe de Gobierno Mauricio Macri tomó una iniciativa, fijar la fecha de las elecciones porteñas y, casi seguro, lanzarse a la presidencial. Los federales lo esperan con los brazos caídos y abiertos, valga el primer oxímoron de esta columna.

 

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Desanzgelados: El senador Ernesto Sanz desistió de intervenir en la competencia radical del 30 abril, desactivando una jugada que parecía interesante. Generar una instancia de participación, instalar un candidato con intervención de correligionarios e independientes, ganar centimil durante semanas eran réditos al alcance de la mano, con la sola condición de no hacer un enchastre institucional como el de Chubut. El radicalismo traspapeló la oportunidad, por decisión de quien fuera presidente del partido. Sus argumentos formales fueron por un lado, los extraoficiales son más potentes. La bronca entre boinas blancas es elevada y, salvo que se reorganicen (lo que hoy suena entre improbable e imposible) proseguirá hasta agosto.

 

El periplo de Sanz justifica unas líneas. Detestaba a Julio Cobos por su adhesión a la Concertación Plural y porque años atrás le ganó la interna por la gobernación de Mendoza. Le habló a su curul vacío en la célebre madrugada del “voto no positivo” temiendo que el vicepresidente se borrase y procurando incitarlo a jugarse. Se sumó a la ola triunfalista ulterior que incluyó la amnistía partidaria al hijo pródigo. Mientras duró la estrella de Cobos, su objetivo era reunificar al radicalismo, ser una referencia partidaria, llevar al partido a la Casa Rosada. Y, last but not least, prepararse para suceder a Cobos en 2015 porque el vicepresidente estaría impedido de ir por la reelección, por haber cumplido dos mandatos. La dilución de Cobos cambió el panorama, Sanz contribuyó a ir construyendo la candidatura del diputado Ricardo Alfonsín. En un recodo del camino, el senador mendocino intuyó que “Ricardito” no era tan sólido y que él podía lanzarse antes de lo que había previsto y edificado. Las alabanzas de los medios y de sectores empresarios, que lo juzgan más confiable y apto que Alfonsín, seguramente lo entonaron.

 

Hace semanas venía anticipando su idea de retirarse. Sus argumentos formales son conocidos, los repitió el martes. Esa instancia se plasmó cuando se sospechaba que no se concretarían las primarias obligatorias de agosto, ahora confirmadas. Además, existe un clima de escasa concientización y movilización. Mejor, entonces, esperar a agosto. Hasta ahí lo expresado on the record.

 

En off the record, pero muy audible, tanto que fue reproducido generosamente en medios amigables, sumaba acusaciones severas, que dañan la reputación de sus correligionarios-adversarios. Los resumimos, brevemente. Angel Rozas, que quedó con la presidencia del partido porque Sanz se corrió para jugar la interna con ventajas, no obró con fair play. El ex gobernador chaqueño y Leopoldo Moreau amañaron el resultado de la interna para la presidencia en 2003, volvieron a confluir y son sospechosos. Una compulsa difícil de fiscalizar podría arrojar resultados exorbitantes (fraudulentos) en distritos chicos, cercanos a Rozas: su Chaco y Formosa, sin ir más lejos. Si se votara y hubiera escándalo, el saldo sería decepcionante. Más por lo bajo, hay quien comenta que la masividad de la elección debía competir con la del acto de la CGT fijado para el 29 de abril, lo que acaso sería poco funcional en el clima actual.

 

Desde las tiendas de Alfonsín, la lectura es más lineal. Juzgan que Sanz se bajó para eludir una derrota aplastante. “Confiaban en pelearnos la provincia de Buenos Aires con los viejos dirigentes de la Coordinadora. Pero Leopoldo, que tiene su base y no puede desoírla, jugó con Ricardo. Y ahí se les venía una goleada.” Los alfonsinistas entienden que su líder cuenta con el favor de los radicales de pura cepa. Los sanzistas admiten en parte esa inclinación pero aducen que no mueve el amperímetro fuera de las fronteras partidarias, como sí lo hace su referente.

 

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