El Poder Hoy

La hora de la verdad

LA PLATA, Mayo 17.-Por el momento, el debate de ideas y de proyectos de país, brilla por su ausencia. Y no hay indicios ciertos de que haya un cambio de rumbo. Los principales candidatos están enfrascados en la discusión judicial por las candidaturas testimoniales, la estrategia que eligió la casa Rosada para poner toda la carne al asador y hacer que el gobernador y los intendentes plebisciten su gestión.

 

La oposición desplegó todo un operativo de impugnaciones para pedir que Justicia electoral impida que los candidatos que se presentan, y resulten electo, puedan no asumir sus bancas. Pero es prácticamente un hecho que serán desestimados estos pedidos a los que se considerará abstractos. Además, en los últimos años, los jueces electorales de la Provincia avalaron prácticamente todas las estratagemas electorales del kirchnerismo como fueron, por ejemplo, las nefastas listas colectoras -una ley de lemas encubierta- que le permitió a Cristina dirimir las internas del oficialismo en elecciones generales y traccionar votos a su favor.

 

Tanto oficialismo como oposición se han encargado de desplegar toda una serie de maniobras jurídicas, que llevan a que, a una semana del cierre de listas, muchas candidaturas aún no estén oficializadas. Incluso puede haber cambios a últimos momento. Lo cierto es que muchos ciudadanos se encontrarán, en las urnas, con una multiplicidad de boletas que en muchos casos llevarán los mismos candidatos. Reinará la confusión.

 

Néstor Kirchner, por primera vez, reconoció implícitamente en la semana que pasó la posibilidad de una derrota al asegurar que si o sí Cristina seguirá hasta el 2011. El lanzamiento de campaña del kirchnerismo lejos estuvo del clima triunfalista y festivo que predominó en 2005 y 2007 cuando, en ese mismo escenario, Cristina presentó su candidatura para senadora por la provincia de Buenos Aires y para presidente.

 

Muchos de los kirchneristas de paladar negro todavía no terminan de digerir la candidatura de Nacha Guevara que, tal como ella lo reconoció en su discurso en el teatro argentino, “no sabe nada de política”. Y hay varios intendentes peronistas que están agazapados para cruzar de vereda en caso de que el gobierno nacional tenga un revés electoral.

 

Pero las heridas abiertas no sólo es patrimonio del oficialismo. En el PJ disidente, Francisco de Narváez y Felipe Solá prácticamente no se hablan. El empresario optó por aislar al ex gobernador (le enrostra que tiene una alta imagen negativa en casi todas las encuestas) y por eso le dio un rol absolutamente secundario dentro de la campaña, que financia con su acaudalado bolsillo.

 

En ese sentido, De Narváez prefiere mostrarse con Mauricio Macri y con el as de espadas que tiene el macrismo en la Ciudad de Buenos Aires, Gabriela Michetti, quien ayer hizo su primera excursión en el Conurbano bonaerense en lo que va de la campaña electoral.

 

Las encuestas están mostrando que existe una estrecha diferencia entre Néstor Kirchner, Francisco de Narváez y la dupla Margarita Stolbizer-Ricardo Alfonsín, y el humor social que exista en las últimos 15 días antes de la elección será determinantes para definir el resultado final. Un dato no menor es el impacto que están teniendo los tarifazos que fueron aprobados por el gobierno nacional a fines del año pasado y que recién ahora están llegando a los usuarios, en un contexto de recesión económica.

 

Desde la Coalición Cívica comenzaron a apuntar sus dardos no sólo contra Kirchner y Scioli, sino también contra Francisco de Narváez. En ese sentido, Stolbizer volvió a reclamar una investigación seria en la causa de la efedrina, en la que aparece mencionado el empresario, y ayer Ricardo Alfonsín desafío públicamente a De Narváez a debatir sobre políticas de seguridad, el caballito de batalla que ha elegido el diputado para encarar su millonaria campaña.

 

La desprolijidad que empaña el proceso electoral sólo contribuye a arrojar incertidumbre en un momento que se requiere definiciones de cara a los que va a venir. Pese a que el gobierno insiste en que nuestro país está blindado ante la crisis internacional, lo cierto es que se están registrando indicadores históricamente negativos. El sólo hecho de que la Argentina esté al borde de no poder exportar trigo, o que tenga que importar carne para poder abastecer el mercado interno, pone de manifiesto que hay ciertas cuestiones que tienen que trascender el debate político de bajo nivel y las rencillas gallináceas. (Fuente: Diario Hoy)

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