Panorama político bonaerense

El arriesgado equilibrio

La traumática forma de aprobación de una ley clave como la reforma impositiva pudo haber marcado una bisagra entre una relación de consenso y una nueva de confrontación entre oficialismo y oposición.
La traumática forma de aprobación de una ley clave como la reforma impositiva pudo haber marcado una bisagra entre una relación de consenso y una nueva de confrontación entre oficialismo y oposición.

LA PLATA, Septiembre 19 (Por Martín López Lastra) Al gobernador Daniel Scioli le cuesta cada vez más ser consecuente con su filosofía que lo catapultó a lo más selecto de la escena política. El diálogo político y la búsqueda de consensos amenazan con convertirse en una especie en extinción. Pero no por intencionalidad activa del gobierno, sino tan sólo por insuficiencia de poder garantizar algo más que un mínimo funcionamiento del Estado.

 

La pregunta que circula con insistencia en los pasillos políticos e institucionales es si podrá reanudarse el diálogo luego de la aprobación en Diputados de una reforma impositiva que, además de provocar sinsabores en sectores productivos evita el debate en el recinto por antonomasia para tal fin. 

 

O si el campo le puede volver a creer a Scioli luego de aplicar sobre el sector agropecuario lo más pesado del costo, simplemente porque una estadística apunta que puede aceitar inmediatamente la máquina de recaudar.

 

Recomponer en la gestión Scioli es un verbo de compleja conjugación. No será tarea fácil y constituye a su vez un duro examen en el cual las palabras pasaron por un perjudicial filtro de devaluación. Aquella que desnudó incoherencia entre gestos mediáticos de ocasión y aquellas decisiones que se plasman en papel, como una ley, son irreversibles al menos en el corto plazo.

 

La reforma impositiva o, al menos, su instrumentación parlamentaria, a su vez tuvo el efecto colateral de abrir más la grieta entre oficialismo y oposición, que puede convertirse en abismo ante una gestión que tendrá que aceptar, hasta en un mínimo detalle, las exigencias de una oposición que se acrecentará en representación. Además, como se suponía, ni siquiera un sector de la oposición podrá servirle de respaldo ante el deceso del operativo despegue que ya se inscribió como efemérides a partir de la ida del renunciado ministro agropecuario Emilio Monzó.

 

En ese sentido, las cartas parecen echadas. Esa réplica platense de la "primavera de Praga" que podía hacer analogía con el operativo despegue del último trimestre, no culminó su escenificación con los tanques sino de la microfísica del poder. Esto es por medios sutiles, con cierta presión a través del fuerte condicionamiento de fondos hacia Scioli.

 

Pago de sueldos y proveedores. De eso se trata, y se encuentra en la antesala de todo otro sueño de gestión para la historia. Sin la cuestión práctica del funcionamiento que remite a una postal de normalidad no se puede apuntar hacia ninguna otra etapa posterior. Ni a ninguna impronta personal.

 

La concentración del esfuerzo en el funcionamiento tiene una esperanza y es la de la paz social que tampoco será tarea fácil cuando hay, desde distintos sectores, reclamos postergados de recomposición salarial.

 

Por lo pronto, Scioli deslizó que esta reforma impositiva, que le hará pagar fuertes costos políticos, tiene como fin casi exclusivo el pago al personal y los servicios mínimos indispensables.

 

Difícilmente el gobernador pueda lograr una alianza o un acuerdo a largo plazo con sindicatos que, a su vez, están presionados por sus bases en los reclamos.  Pero no hay tiempo para la reflexión y se va detrás de los acontecimientos y las necesidades, en este caso, de financiación urgente. En la otra vereda, campo y oposición ya marcaron sus límites y amenazan con otro grito de guerra similar al conflicto nacional de 2008 con la denominada "guerra gaucha".

 

Un conflicto creciente con el campo, al cual se le simuló acercamiento y solidaridad, era el dato que faltaba para esta instancia de la gestión. Pero cuando los caminos se bifurcan hay que tomar decisiones drásticas y eso es lo que prefirió Scioli: volver a las fuentes, aunque con cierta debilidad y enfrentarse a lo que depare el destino.

 

El tema del esmerilamiento no viene sólo por una cuestión interpretativa sino también fáctica. Scioli asumió con la Legislatura más favorable a un oficialismo como no había ocurrido en décadas de la historia bonaerense. La reforma impositiva en Diputados salvó su pellejo por un quórum mínimo integrado a último momento por un crédito favor

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