Por Martín López Lastra.
Uno de los grandes dilemas de la política actual, por donde deberían pasar las grandes prioridades sociales, es el de la relación de los referentes con sus estructuras. En términos de algunos autores de la sociología moderna, esto implica determinar si el referente condiciona a su estructura y, una vez creada, si puede ser condicionado por ella, incluso hasta el punto de abandonarla.
Está en claro que Elisa Carrió apuesta a ingresar en la calificación de “referente estructurador” y también adaptador de organización y funcionamiento de los espacios que ha creado desde que se fue de
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Está también muy en claro que Elisa Carrió es la “guardiana” del manual de estilo, custodiado bajo siete llaves, porque lo tiene muy dominado de memoria como para recriminar desviaciones de algunos de sus integrantes. El crecimiento no transforma modos, sino que, en su criterio, los debe profundizar. Los principios que enuncia son los rectores en cuanto a prácticas de construcción política. Por eso muchos dirigentes esperan su palabra, para no correr riesgos de incurrir en contradicciones con su líder.
Es por eso que a quienes llevan unos años observando el fenómeno del ARI, luego transformado en Coalición Cívica, se les haya dibujado al menos una sonrisa, ante aquella versión que aludía a un posible y fuerte condicionamiento hacia Carrió de algunos dirigentes. Estos, la “forzarían” a romper con determinados socios del Acuerdo Cívico.
El diputado nacional Horacio Piemonte fue apuntado como protagonista de esa versión, que él mismo se encargó de aclarar que no tenía una interpretación taxativa. La ex diputada chaqueña y hoy representante de los porteños es capaz de quedarse sola en su banca si los demás equivocaron su camino, para volver a construir de cero. Pero nadie la condiciona. No la condicionaron dirigentes que ofrecieron estructuras militantes poderosas, ni ahora con el discurso más estridente y mediático. Ella sabe que es la portadora de un caudal pétreo de votos que sigue una postura definida de denuncia y que, en todo caso, los hombres pasan, pero su estructura queda.
Ahora, los distintos episodios de ruptura protagonizados por Carrió no se sabe si obedecen sólo a convicción o, a veces a especulación en los modos de construcción o una dosis de resentimiento.
Tal duda surge, por caso, con los ex socios del partido Gen de Margarita Stolbizer, con quienes armaron un frente homogéneo en 2007 y el año pasado casi inquebrantable hasta que, el gobierno se encargó de dividir mediante una convocatoria al diálogo político que unos consintieron y otros rechazaron.