Desde el retorno de la democracia a esta parte, es la primera vez que irrumpe con magnitud la estrategia del “vale todo”. Así es como a la actitud de los candidatos, que no asumirán las bancas para las cuales serán electos, se suman candidatos opositores que resultan no ser tales y que en realidad están financiados por el oficialismo en varios municipios. También hay otros candidatos que forman parte de una lista, y que por lo bajo impulsan el corte de boleta. Se pone de manifiesto, de esa forma, un maquiavelismo a la máxima expresión en el que sólo importan los fines. Los códigos políticos, que deberían prevalecer en un sistema republicano, brillan por su ausencia.
Más allá del resultado que arrojen los comicios del 28, en
La preocupación no es menor: el sciolismo sabe que seguramente perderá la mayoría propia en
Daniel Scioli sabe que su figura es una suerte de carta de salvación que está utilizando Kirchner para evitar sufrir una dura derrota en las urnas, algo que le ocurrirá al oficialismo en otras provincias como Córdoba, Santa Fe y en
En ese contexto, el mandatario provincial también ha incursionado en algunos temas que incomodan a
Scioli también marcó cierta distancia de Kirchner cuando reconoció que, después de las elecciones, se debería avanzar en la reunificación del peronismo. Y días después, su principal operador político, Alberto Pérez, recibió en Casa de Gobierno al diputado provincial Osvaldo Mércuri, cuya esposa e hijo actualmente integran las listas de Unión-Pro.
Los acercamientos políticos entre los dos PJ es una movida que le vino como anillo al dedo al Acuerdo Cívico y Social, que busca achicar la diferencia con Unión-Pro y el PJ que muestran las encuestas. Desde el sector que lideran Elisa Carrió, Margarita Stolbizer y Ricardo Alfonsín salieron con los tapones de punta denunciando un pacto secreto entre ambos sectores.
Más allá de cómo se capitalice la situación, la movida también muestra que ha comenzado constituirse el panorama del postkirchnerismo, un escenario donde el ex presidente ya no tendrá el poder discrecional que tuvo durante los últimos años. Se abre así un periodo de transición.
En cierta forma, el acuerdo entre el Partido Justicialista y el properonismo, en algunas secciones electorales, es una verdad incontrastable, pero en otros distritos las diferencias resultan inocultables. El peronismo se acerca a un período de fuerte discusión interna, donde cada uno de los caciques territoriales y provinciales intentará hacer valer su poder específico. Lo cierto es que, de cara a las elecciones de 2011, por el momento nadie tiene la vaca atada y el panorama recién comenzará a definirse después del 28.
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