CAPITAL FEDERAL, Noviembre 07.-(Por Mario Wainfeld) El regreso de
Habló a diario con los ministros, con los jefes de bloques parlamentarios, con gobernadores afines. Sus interlocutores cuentan que la vieron entera, infundiéndoles ánimo y mística. El viaje a la reunión del G-20 es otra señal de activismo, de regreso a una “normalidad” que jamás será la misma. Pero su deber como mandataria es seguir, y lo está haciendo.
La política cotidiana vuelve, aunque el impacto de la desaparición de Néstor Kirchner recién empieza a percibirse y a mensurarse. Los reflejos de la dirigencia política son, pues, transitorios y tácticos, lo que no los priva de interés pues reflejan la primera lectura de la realidad.
Algo es ostensible, priman los peronistas (oficialistas la semana pasada, en tránsito o francamente opositores) que se muestran más amigables o transigentes con Cristina Fernández de Kirchner o con el Frente para
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Versiones bonaerenses: El gobernador Scioli convocó un cónclave de intendentes y legisladores provinciales. Los periodistas asistieron al plenario, una rareza que condicionó las (sobre)actuaciones de los participantes. El cronista no exagerará diciendo que hay tantas versiones del encuentro como asistentes, pero sí hay varias. Es lógico porque confluyeron sectores diferentes: el sciolismo estricto, kirchneristas convencidos, compañeros con bandera de conveniencia, algunos transversales, algunos que revistaban como alternativistas. Los kirchneristas oscilan entre dos tendencias: los que aseguran que forzaron a Scioli a pronunciarse leal a
Cerca del gobernador, en tanto, aseveran que éste nunca desafió a
Como fuera, el conjunto reunido clamó apoyo a
La tenida fue un mensaje al secretario general de
Retroceso o confirmación, el pronunciamiento de Scioli conjuga con el sentido común de intendentes y gobernadores del FpV. Todos tienen como prioridad amurallar su distrito, siempre. Ahora también.