Panorama político bonaerense

La época de la compensación simbólica

La persistencia de Daniel Scioli por hacer aclaraciones por la inclusión de Mariotto como su compañero de fórmula, complicó aún más su imagen.
La persistencia de Daniel Scioli por hacer aclaraciones por la inclusión de Mariotto como su compañero de fórmula, complicó aún más su imagen.

No pasó mucho tiempo desde que se conociera finalmente la identidad del compañero de fórmula de Daniel Scioli.  Contra su voluntad y expectativa, la Casa Rosada, -que validó títulos de propiedad sobre la famosa lapicera decisiva-, aceptó la inclusión de Gabriel Mariotto.

La preocupación fue doble.  En primer lugar pasaba por ratificar en Daniel Scioli su potestad de nombrar a su compañero, tal cual lo había anticipado hace dos meses en oportunidad de vetar a Julián Domínguez.   En segundo término, su disgusto anticipado sobre Mariotto, que dejó trascender a modo de operación política y de prensa, tuvo el destino del fracaso.

Si hasta 24 horas antes el entorno de Scioli festejaba que Mariotto no pasaba el examen, no quedó más remedio que la resignación posterior al blanqueo de la decisión de la Rosada.

Eso ya es historia pura.  En realidad, la operación y posterior contraste quedaron tan expuestos que no alcanza sólo con un discurso de lealtad como excusa de parte de Scioli. Su persistencia en hacer aclaraciones, en realidad complicó aún más su imagen.

La inquietud por hacer conocer de reuniones privadas y públicas de Scioli con Mariotto en tan sólo una semana, no fueron suficientes, a criterio de distintos formadores de opinión, para inhabilitar o combatir una imagen muy similar a lo que fue su candidatura testimonial del 2009, cuando no podía explicar si asumiría como diputado nacional o se mantendría como mandatario provincial.

No hay datos que avalen una baja en las encuestas, las cuales alimentan con creces su optimismo. Pero también es cierto que no hay muchos sondeos posteriores al conocimiento de la fórmula provincial.

Por ahora se conoce alguna predisposición de Mariotto a las propuestas de puesta en escena de parte de Scioli. El objetivo principal es empezar a compensar aquella resistencia inicial de Scioli y la frustración posterior, con una especie combinada de gestos de bienvenida, pero también de cierta autoridad o ascendencia sobre el titular de la Autoridad de Radiodifusión.

Sólo algún resultado electoral dará cuenta de si esta alquimia de Scioli de mezclar resignación con un duelo político efímero, le permitirá escribir la historia de un nuevo mandato.

Sólo se sabe que Scioli, en su entorno y hacia dirigentes y legisladores excluidos de las listas, manifestó algún enojo y desazón.  Con otras palabras que no suelen sonar bien para las formalidades, dijo que se sentía algo apartado, al igual que había ocurrido por ejemplo con quienes querían un nuevo mandato legislativo o con intendentes que no se sintieron reconocidos desde la Rosada.

El jefe de Estado provincial aprovechó para consolar a ocasionales políticos censurados por defecto, es decir, por la ignorancia de la lapicera o porque fueron tachados con tinta roja. Asimismo, trascendió la oferta de algún "puente de plata" para quienes vean de lejos un sitial de poder en Legislatura o en Concejos Deliberantes de distritos claves.

Scioli tiene bastante recambio, a partir de la asunción casi segura de algunos ministros como legisladores nacionales. El recambio habrá que detectarlo en aquellos nombres que conforman una importante enfermería de dirigentes tradicionales y referenciados con poderosos intendentes, sobre todo del Conurbano.

En buen romance, Scioli y su futuro gobierno se convierten en una suerte de reserva moral y material para una gran cantidad de dirigentes que conforman el peronismo tradicional y que aún las malas lenguas llaman "postduhaldismo".  Como la demanda de cargos irá en aumento se aplicarán parámetros de prioridad.  Uno de ellos será la de demostrar poderío territorial palpable e indubitable.

El kirchnerismo ortodoxo escrutará minuciosamente este tipo de movimientos que podrían darse a partir de diciembre. No se sabe si aplicara la lapicera roja para vetar ciertas designaciones.  Pero puede condicionar.

Allí será funcional entonces el rol de un presuntamente electo Gabriel Mariotto y algunos legisladores que comparten la mirada más conectada a la Casa Rosada, como la agrupación "La Cámpora" que pueden crear, en cualquier momento, una suerte de "efecto de consenso" para condicionar la futura gestión de Daniel Scioli, aún con su nuevo gabinete.

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