Un reflejo del cimbronazo que provocó en el oficialismo el regreso de Néstor Kirchner al territorio bonaerense, más precisamente al Conurbano, tras su caída electoral, puede encontrarse en las versiones sobre cómo llegó el ex Presidente a Quilmes en la noche del jueves pasado en calidad de invitado especial a una reunión de los intendentes de
Algo es seguro. Daniel Scioli fue invitado al encuentro del jueves en Quilmes entrada la noche del miércoles y hay más de una versión sobre quién lo convocó. Algunos sostienen, también, que la idea de los intendentes habría sido invitar a Kirchner a una charla reservada sobre las perspectivas económicas y el panorama político post-electoral e interesarlo en las vicisitudes de sus gestiones municipales.
Pero, como dirían los propios organizadores de la movida, la realidad es la única verdad. Y la realidad pasó por un acto político que mostró a Kirchner respaldado por la máxima representación institucional y política de la Provincia (el Gobernador y el vice Balestrini son además los presidentes nacional y provincial del PJ) y por una veintena de intendentes de indiscutible peso electoral: el oficialismo cosechó en sus comarcas un millón de votos, es decir, el 43% de los 2,3 millones que consiguió la lista de Kirchner en los 134 distritos de toda la Provincia, y el 13,16% de los 7,6 millones de sufragios que sumaron, en conjunto, todas las fuerzas bonaerenses.
Mostró también a Kirchner pronunciando un discurso con tono y contenido de líder ante su tropa, defendiendo lo hecho y hablando con fuerza del proyecto para el próximo turno electoral. Y ya en los matices, los peronistas presentes y oyentes tomaron nota de que, en tres ocasiones, habló de "trabajar" en esa proyección hacia el 2011 "con las fuerzas progresistas, nacionales y populares", en una señal de su retorno a la idea de la transversalidad que sostuvo entre 2003-2007.
El desembarco post electoral de Kirchner en el Conurbano, se produjo, por lo demás, en tiempos en que los intendentes de esa región venían dando señales de querer hacer valer su peso electoral en la convulsionada interna del peronismo -nacional y provincial- y en medio de los gestos "diferenciadores" que viene emitiendo el Gobernador.
Ese mismo jueves, el Gobernador sostuvo que algunas políticas oficiales "perjudicaron" al campo; políticas que, retenciones incluidas, el ex Presidente defendió en el discurso de la noche. Y quienes lo conocen afirman que Scioli persistirá en esa senda. Pero, junto a Kirchner, Scioli también habló en Quilmes para decir: "comenten lo que comenten, acá nos ven, a todos juntos". En el juego de la oca de la diferenciación, Scioli retrocedió algunos casilleros en ese momento.
Algo se descuenta, de cualquier modo, en el peronismo bonaerense. En plena revulsión, todo está por verse en esa fuerza. Kirchner, mientras tanto, se apresta a recorrer ya no sólo Buenos Aires sino todo el país.
AL BORDE DEL ESTALLIDO
Los dos principales espacios opositores parecen encaminarse, en tanto, a estallar en mil pedazos.
La victoria postergó formalmente la ruptura pero en rigor no hizo más que profundizar las diferencias y las desconfianzas entre los líderes Unión Pro. El primer acto público del sector -previsto para mañana en