La provincia

Apuestas provisionales

Todo es provisional en la política de estos tiempos, desde las decisiones hasta los sueños
Todo es provisional en la política de estos tiempos, desde las decisiones hasta los sueños

LA PLATA, Marzo 21.-(Por MARISA ALVAREZ) Si hubiera que definir la última semana de la política bonaerense con un breve concepto, habría que decir que fueron las jornadas en que se consolidaron en la Provincia varias aspiraciones presidenciales. O, mirando la contracara de la situación, las jornadas en que se cayeron -al menos por ahora- varias postulaciones a gobernador. Aunque, como no podría ser de otra manera en la política argentina de estos tiempos, todo es provisional.

 

Hace unos meses, y como una de las derivaciones de los comicios legislativos de junio pasado, las únicas candidaturas que aparecían nítidas para el 2011 eran las de algunas figuras de distintos sectores para la Gobernación. Tras la derrota de Néstor Kirchner en aquellas elecciones, Daniel Scioli imaginó que podría ser su turno para competir por la Presidencia. Pero las señales del santacruceño que lo mostraban resuelto a pelear por el regreso a la Casa Rosada lo llevaron a diagramar una estrategia reeleccionista que se plasmó en la presentación en diciembre de un plan quinquenal que, obviamente, superaba los dos años de mandato que le quedaban, mientras sus operadores pregonaban que lo ideal para un Estado es que una administración se mantenga por ocho años. Francisco De Narváez anunciaba públicamente ya desde febrero de 2009, cuando selló la alianza electoral con Felipe Solá y Mauricio Macri, que iba a postularse nuevamente para gobernador. Y aunque Ricardo Alfonsín mantuvo íntimamente varias opciones abiertas para su próximo destino electoral, en el radicalismo bonaerense se extendía la idea de que el hijo del ex presidente los debería representar en la pelea por la Gobernación.

 

Apenas había despuntado el 2010, sin embargo, cuando algunos de esos planes comenzaron a virar. A comienzos de enero se comentaba en este mismo espacio que, a contramano de las públicas señales reeleccionistas de esos días, Scioli seguía alimentando el sueño de ser candidato presidencial; y que De Narváez comenzaba a darle forma en la intimidad a su "plan A": postularse para la Casa Rosada.

 

ENTUSIASMOS

 

"Hacía mucho tiempo que no lo veía tan entusiasmado", decía este fin de semana un ministro bonaerense. Hablaba de Scioli.

 

El Gobernador está por estas horas convencido de que los Kirchner no se postularán para la Presidencia en 2011, el único factor que lo inhibía de empezar a desarrollar una estrategia que lo lleve a la línea de largada hacia la Casa Rosada. Y aunque parte del peronismo oficialista bonaerense no coincide con esa apreciación -muchos dirigentes creen que Néstor no declinó aún esa aspiración-, su decisión de comenzar a transitar ese camino comenzó a reflejarse en cuestiones que van desde su renovado estado de ánimo hasta el rediseño de las prioridades de su gobierno -la urbanización de las villas ocupa ahora el primer lugar-, pasando por la optimización de sus relaciones políticas. Scioli cree que sólo podrá ser candidato presidencial si su postulación se convierte en un objetivo de los referentes del peronismo bonaerense, estén hoy adentro o afuera de la estructura formal; si se convierte en un "proyecto provincial".

 

BLANQUEO Y FINAL

 

De Narváez, por su lado, blanqueó en estos días lo que todo el mundo sabía desde hacía semanas. Nacido en Colombia de padres colombianos, el diputado nacional sólo podrá ser candidato presidencial si la Corte de la Nación lo habilita expresamente a partir de su ciudadanía argentina, ya que la Constitución establece que el jefe de Estado debe ser argentino nativo o hijo de nativos. Por eso su blanqueo pasó por anticipar que iniciará ese trámite en los próximos días.

 

El blanqueo de las aspiraciones de De Narváez provocaron un nuevo terremoto en Unión Pro, que terminó de derribar lo poco que quedaba en pie de la efímera construcción político-electoral que levantó junto a Solá y Macri. El jefe de gobierno porteño hacía pocas horas que había formalizado su pretensión de competir por la Casa Rosada cuando De Narváez reconoció públicamente que alimenta el mismo objetivo, y es probable que el último vestigio de esa sociedad que aún persiste -los bloques que denarvaístas y macristas comparten todavía en la Legislatura bonaerense- estalle en los próximos días.

 

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