Una producción de Agencia NOVA

Martín Vestiga, Tito Cabarulo y el caballo de polo

Martín Vestiga. (Dibujo de Fernando Rocchia, de Agencia NOVA)
Martín Vestiga. (Dibujo de Fernando Rocchia, de Agencia NOVA)

Publicada el 9 de septiembre en Agencia Nova reproducción de PergaminoCiudad

 

Dicen que viajando se fortalece el corazón, diría Lito Nebbia. Siguiendo ese precepto, me fui a pasear a la ciudad bonaerense de Pergamino, cuyo intendente es el ex storanista, ex margarito, ex radical, ex kirchnerista, ex adolfista, ex ex ex, Héctor “Cachirulo” Gutiérrez, ahora cobista quién sabe por cuánto tiempo.

 

Caminando por la peatonal de la localidad donde nació el cómico Tristán, me encontré con el intrépido Tito Cabarulo, quien con unas copas de más y marcas de labios en el cuello, me decía: “Martincho, qué lástima que el intendente mandó quemar Spartacus, yo la pasaba tan pero tan bien ahí”.

 

Acto seguido, me contó que Spartacus era un lugar en el que se ofrecían servicios sexuales, donde había esclavas que se prostituían, muchas de ellas menores de edad, con la anuencia del intendente Kamaleón Gutiérrez, de quien se dice que es adicto a las quinceañeras.

 

El tema es que parece que Gutiérrez tenía sus testaferros como supuestos dueños del lugar, y para destruir evidencia, mandó incendiar el Cabaret como Nerón quemó Roma.

 

“Pensar que a Cachi lo vuelven loco las pendejas, y tiene un hermano en España al que le gustan los muchachos, es más, le dicen caballo de polo, porque tiene la cola recogida”, me decía guiñándome un ojo Tito Cabarulo con una sonrisa picarona y un aliento a whisky que te mataba...

 

Los caminos de la vida,

no son lo que yo esperaba

no son lo que yo creía,

no son lo que imaginaba...

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