Luego de la movilización del pasado miércoles por la tarde, en la que los trabajadores les entregaron un petitorio a los funcionarios, solicitando que se cancele el decreto firmado por el intendente que aumentó las paritarias un 15 por ciento para febrero del próximo año, se vislumbra una creciente desconfianza hacia los representantes gremiales.

Entre otras, denuncian que el ejecutivo local no cumplió con lo pactado meses atrás y ante la negativa de reabrir la negociación, se ven afectados por una decisión unilateral de Javier Martínez, que fija un incremento salarial cercano al 30 por ciento, cuando las estimaciones de la inflación para fin de año rondan los 45 puntos.

En ese marco, empleados que se autoconvocaron en las puertas del municipio expusieron a sus representantes y les exigieron que tomen medidas de fuerza. Mientras el ejecutivo pide 72 horas de prórroga para analizar la situación y dar una respuesta, los trabajadores quieren que, como máximo, el plazo sea de dos días o en su defecto convocarán a un paro.

Ante este contexto conflicto, muchos tienen desconfianza de los dirigentes sindicales y temen que finalmente sellen un acuerdo que tenga como resultado la pérdida de poder adquisitivo. El 80 por ciento de la planta municipal cobra un sueldo por debajo de la línea de la pobreza, con montos que oscilan entre los 10 mil y los 12 mil pesos.

Mientras tanto, el ejecutivo local ofrece una suma no remunerativa de dos mil pesos por única vez y en negro, más un 15 por ciento en febrero, algo que fue rechazado por las bases. Sin embargo, creen que algunos sectores gremiales podrían acordar con Martínez y el principal apuntado es Juan Albercht, secretario general del sindicato, a quien se lo vio sacándose fotos junto a la jefa de personal del municipio Flavia Cascardo.