LA PLATA, Febrero 28.-(Por José Luis Picón) El principal objetivo político del gobierno de Daniel Scioli en la primera etapa del año quedó cumplido: 4 millones de alumnos bonaerenses podrán iniciar con normalidad mañana el ciclo lectivo 2010. No es un dato menor para una Provincia en la que no empezar las clases por los paros se fue transformando en una gravosa habitualidad con el correr de los años.El acuerdo con los docentes supone para Scioli un alivio extra: podrá ir mañana a
La resolución de un conflicto salarial que amenazaba con generar un altísimo costo político al Gobernador, no resultó sencillo ni transitó por un camino despejado. Demandará al Ejecutivo provincial un esfuerzo cuya atención todavía navega en el mar de los interrogantes.
El Presupuesto 2010 aprobado en diciembre por
De esta situación hablaron durante la última semana varios gremios estatales con el ministro de Economía, Alejandro Arlía. El funcionario los tranquilizó: aseguró que la Provincia accederá a financiamiento externo que le permitirá no pasar sobresaltos con el pago de sueldos y otras erogaciones. Por las dudas, Arlía no perdió tiempo: está en los Estados Unidos buscando interesados en los bonos de deuda que emitirá
Apenas un dato ayuda a explicar la difícil situación financiera provincial. Recién después de 6 meses, el gobierno bonaerense pagará el mismo monto de asignaciones familiares a sus empleados: las homologará a las que desde octubre abona
OBJETIVO CENTRAL
Pero la negociación con los docentes dejó sus huellas y desnudó que el objetivo central para Scioli era asegurar el inicio de clases a como diera lugar. En una jugada de alto riesgo, el Ejecutivo admitió que los gremios del sector anunciaran que habían recibido un aumento del 24%. La idea, acordada o no, pasaba por evitar lo que sucedió no hace tanto tiempo: que los sindicalistas anunciaran el acuerdo que luego fue rechazado por los docentes en las asambleas.
Las 24 horas que tardó la Provincia en salir a aclarar que la mejora era sensiblemente menor, terminó empantanando la negociación con los gremios estatales, que por esas horas escuchaban una oferta salarial que no pasaba del 15%. "Con esta propuesta vamos todos al paro y las clases no empiezan porque van a parar los porteros", fue la advertencia que recibieron los funcionarios.
Tampoco ayudaron los mensajes oficiales poco claros: un ministro dijo que el aumento para los estatales iba a ser igual que el de los docentes (el 17,5%) y otro habló del 19%.
En medio de las amenazas de paro, la Provincia usó la bala de plata: sentó a la mesa de negociación al propio Scioli. En una reunión reservada, al mandatario habló con un dirigente sindical de peso para intentar convencerlo de que no se había privilegiado a los docentes en el aumento salarial. Luego ese planteo se mudó a otros despachos oficiales donde se logró bajar la tensión.
El Gobernador debió transpirar pero logró despejar de conflictos el inicio de clases. Respiró aliviado: se habría comprometido con
UNA AUSENCIA